La violencia obstétrica es una de las formas menos visibilizadas de violencia contra las mujeres, a pesar de que ocurre en un momento profundamente significativo: el embarazo, el parto y el posparto. Este tipo de violencia se manifiesta cuando profesionales o instituciones de salud ejercen prácticas deshumanizadas, irrespetuosas o coercitivas que afectan la autonomía, la dignidad y el bienestar físico y emocional de las mujeres durante la atención reproductiva.
La violencia obstétrica puede presentarse de múltiples maneras. Incluye la negación o limitación de información, la toma de decisiones sin consentimiento, los comentarios humillantes, la infantilización de las pacientes y el trato discriminatorio. También abarca prácticas médicas injustificadas, como la realización de cesáreas innecesarias, episiotomías sin consentimiento, inducciones no requeridas, inmovilización de la mujer o negación del acompañamiento durante el parto. Estas acciones, lejos de ser excepcionales, ocurren con preocupante frecuencia y han sido señaladas por organismos nacionales e internacionales de derechos humanos.
Sus consecuencias no son solo físicas. La violencia obstétrica puede generar traumas emocionales, depresión posparto, miedo a futuros embarazos y pérdida de confianza en los sistemas de salud. Además, refuerza estereotipos y desigualdades de género al minimizar la voz y el cuerpo de las mujeres en uno de los procesos más relevantes de su vida.
Como sociedad, debemos promover una atención materna humanizada, respetuosa y basada en evidencia, que reconozca el derecho de cada mujer a decidir sobre su propio proceso reproductivo. Desde las instituciones de salud, es fundamental fortalecer la capacitación del personal, implementar protocolos respetuosos y garantizar vías efectivas de denuncia.
La Alcaldía de San José de Cúcuta le recuerda a la ciudadanía que todos los nacimientos deben ocurrir en condiciones de respeto, acompañamiento y seguridad.
