La violencia patrimonial es una modalidad de violencia de género que afecta directamente los bienes, recursos y autonomía económica de las mujeres. Aunque con frecuencia pasa desapercibida, constituye un mecanismo de control y sometimiento que limita su capacidad de decisión, independencia y seguridad.

Este tipo de violencia se manifiesta a través de acciones destinadas a dañar, controlar, retener o destruir bienes materiales o económicos que pertenecen a la mujer. Incluye la restricción del acceso al dinero, la administración unilateral de bienes comunes, la retención de documentos personales como identificaciones o tarjetas bancarias, la destrucción de objetos de valor, el fraude, el endeudamiento forzado, así como el impedimento para trabajar, estudiar o emprender. También abarca la manipulación de recursos destinados a hijas e hijos, lo que profundiza aún más la dependencia.

La violencia patrimonial suele estar acompañada de otras formas de violencia, como la psicológica o la económica, y forma parte de un patrón de control que busca limitar la libertad y el poder de decisión de las mujeres. Sus consecuencias van más allá del daño material: genera inseguridad, ansiedad, aislamiento, dependencia y, en muchos casos, impide que las víctimas puedan abandonar una relación violenta por falta de recursos propios.

Es imprescindible que las instituciones y la sociedad reconozcan la violencia patrimonial como una violación de derechos humanos. Se requieren mecanismos efectivos de denuncia, protección jurídica, apoyo económico y acompañamiento integral para que las mujeres puedan reconstruir su autonomía.

Desde la Alcaldía de Cúcuta se invita a visibilizar esta forma de violencia y a trabajar de manera coordinada para prevenirla, detectarla y sancionarla.